Exposición Mari Ito. La fragancia que emanan las flores Museo virtual Miaanywhere (online)
Del 31 de agosto al 10 de septiembre de 2020.
El título de esta exposición nos propone recorrido por las diferentes fragancias que emanan las flores de la artista japonesa Mari Ito, entendiendo éstas como un viaje hacia el interior, no solamente de la artista, sino del pueblo japonés contemporáneo. Teniendo en cuenta la importancia que la sociedad nipona da a la colectividad, a la hora de mostrar sus emociones, en muchos casos, el arte resulta una herramienta imprescindible para transmitir ciertos pensamientos o sentimientos. De esta manera, la artista Mari Ito se vale de estos instrumentos para ofrecernos el aroma de su contemporaneidad.
Mari Ito nace en 1980 en la ciudad de Tokio. En el año 2003 comienza sus estudios en Joshibi Daigaku (Universidad de Bellas Artes y diseño Joshibi) en la capital japonesa, centrados en la especialidad de nihonga (pintura tradicional japonesa). El hecho de haber elegido esta rama artística durante su formación, le permite imbuirse de estilos y técnicas niponas que hoy están presentes en su obra; desde la preparación del propio soporte, a partir de un bastidor de madera con kadoidewashi y oguniwashi (tipos de papel japonés), la elaboración de los pigmentos (normalmente molidos en Japón, a partir de piedras preciosas, minerales o conchas), el uso de tinta china o de herramientas japonesas para su aplicación como fude (pincel japonés). De este modo, nos presenta pinturas nos retrotraen a los famosos biombos de la Escuela Kanō (s. XV – s. XIX), Escuela Rinpa (s. XVII – s. XIX) o a las refinadas composiciones del pintor Jakuchū Itō (1716 – 1800), pero desde una perspectiva contemporánea. Igualmente, podemos encontrar referencias de patrones clásicos japoneses –utilizados en los diseños de kimono y múltiples artículos– o del arte floral del ikebana, en la armonía de sus obras. No obstante, también está presente el peso de artistas nipones actuales como Yayoi Kusama y su arte obsesivo o Takashi Murakami y el movimiento superflat, así como del arte occidental con ejemplos como el Bosco, quien marco profundamente a la autora o las vanguardias artísticas europeas.
En el año 2006 llega a Barcelona para continuar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes. A pesar de que la artista ya había realizado exposiciones individuales y colectivas en su país de origen, es en esta ciudad donde se abre camino entre los circuitos artísticos: primero en la ciudad condal, más tarde en el resto de la península y posteriormente en París, Suiza, Estambul, Hong Kong, Singapur, Miami, Nueva York o Canadá. Es preciso resaltar, que desde el año 2011 expone en la galería japonesa Zeit Foto Salon, una de las más renombradas en el panorama artístico internacional y que a lo largo de su historia ha representado a artistas de la talla de Eikō Hosoe, Daidō Moriyama, Nobuyoshi Araki o Miyako Ishiuchi, entre otros.
En sus inicios, Mari Ito se siente atraída por la teoría freudiana del funcionamiento psíquico humano y las tres entidades que cohabitan en nuestra psique el Id, Ego y Superego. El Id sería lo más puro y primitivo, la parte más oculta e inaccesible de nuestra personalidad y que contiene todo lo que se hereda. La artista reflexiona sobre el origen de los deseos (el Id) antes que puedan ser analizados por la razón, el Ego o aplacados por el Superego, quien responde a normas éticas y morales de la sociedad. Por consiguiente, Mari Ito recurre a la representación del nacimiento de flores (reales o inventadas), para expresar aquellas pulsiones innatas que existen y se manifiestan en cada uno de nosotros. Se sirve de estas ‘flores’ para exteriorizar determinados deseos y emociones que, en algunos entornos, como puede ser el japonés, tienden a ser reprimidos en ambientes públicos. Mediante sus obras, pretende paliar esa necesidad comunicativa, que de manera directa –a través de la palabra–, se hace realmente compleja en la sociedad japonesa. Esto da lugar a un jardín plagado de bulbos florales –algunos de ellos con rostros de recién nacidos, aquellos quienes solamente poseen el Id– de los que brota una consecuencia, una flor que busca el camino hacia la consciencia.
Entre los diferentes deseos representados podemos encontrar: estados de ánimo, sentimientos y situaciones concretas del ser humano, de carácter positivo o benévolo, pero también otros que parten de un origen negativo o perverso en los que el resultado puede ser cruento. Estos últimos hacen referencia fundamentalmente a episodios críticos relacionados con experiencias personales de la artista o con la historia japonesa. Algunas de estas obras pertenecen a la serie conocida como Post-Fukushima: el triple desastre acontecido en marzo de 2011 en la región de Tōhoku, impactó enormemente. El pueblo japonés revivió el miedo de aquel agosto de 1945, cuando dos bombas atómicas contaminaron el país de radiactividad provocando desastres y derivando en dolorosas consecuencias. A través de estas obras, la artista trata de hacernos ver cuál es su posición ante la utilización de la energía nuclear, aunque de manera muy sutil, puesto que como hemos apuntado anteriormente, dar una opinión en público sobre algunos temas ‘tabú’ o mostrar directamente tus sentimientos, puede ser desacertado. Así pues, cada uno de los deseos de este jardín del Japón contemporáneo estarán abiertos a diferentes interpretaciones.
Árbol en flor:
Qué árbol es, no lo sé.
pero ¡cuánta fragancia!
Matsuo Bashō (1644-1694)
Comisaria de la exposición Alejandra Rodríguez Cunchillos