Exposición en el stand 9C30 Fundación Amigos del Museo Reina Sofía en la Feria ARCO (IFEMA, Madrid)
Entre el 22 y el 26 de febrero de 2023.
En conexión con el curso monográfico ‘Otras contemporaneidades: Asia’ que se realizará entre los meses de marzo y abril de 2023 desde la Fundación Amigos del Museo Reina Sofía, este año 2023 proponemos para el stand 9C30 de la Fundación Amigos del Museo Reina Sofía a dos artistas japoneses asentados en España: Mari Ito y Tadanori Yamaguchi.
El arte asiático sigue generando en nuestro imaginario un aura de exotismo muy ligada a las manifestaciones artísticas más tradicionales o a tópicos generados a lo largo de la historia. Sin embargo, el proyecto que aquí presentamos cuestiona esta concepción, dado que son obras que se insertan perfectamente en los discursos del arte internacional. La idea fundamental de unirlos en un mismo espacio se debe a que representan las dos fórmulas de trabajo propias del arte contemporáneo japonés: Nihonga 日本画 (pintura de estilo tradicional japonés) y Yōga 洋画 (obras de estilo occidental). Esta división, en dos tipologías tuvo su origen en el siglo XIX (la era Meiji 1868-1912), periodo de modernización y occidentalización de Japón. No obstante,l peso de la cultura y de la identidad siguió y sigue muy presente en ambas tipologías, así como en estos dos autores:
Mari Ito (Tokyo, 1980) especializada en Nihonga por la Universidad de Bellas Artes y Diseño de Joshibi en Tokyo, llega a Barcelona en el 2006. la nipona ahonda en la teoría freudiana del funcionamiento psíquico humano y las tres entidades que cohabitan en nuestra psique: el Id, el Ego y el Superego. De estas tres, Ito reflexiona sobre la primera de ellas – el Id, la más pura y primitiva–, el origen de los deseos y sus consecuencias. Para poder entender este interés, debemos de tener en cuenta que, a diferencia de nuestra cultura, en la sociedad japonesa no es muy apropiado exteriorizar determinadas opiniones o emociones, principalmente en ambientes públicos. Por lo tanto, su trabajo supone una herramienta imprescindible para transmitir ciertos pensamientos o sentimientos. De esta manera, la autora, trata de paliar esa necesidad comunicativa que de manera directa –a través de la palabra–, se hace realmente compleja en la sociedad nipona. Así pues, la pieza elegida para el stand representa esos deseos.
Tadanori Yamaguchi (Nagoya, 1970) se formó en la Universidad de Bellas Artes de Kyoto. Llegó a nuestro país en 1997 gracias a una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores de España para trabajar como investigador en la Escuela de Arte de Oviedo y ha permanecido en esta ciudad hasta nuestros días. En su caso, se trata de un artista formado en la vertiente Yōga. Aunque trabaja otras disciplinas, la escultura y concretamente la piedra tiene un gran protagonismo en carrera artística. Este material muestra, por un lado, ese arraigo con la naturaleza, pero también con las creencias primigenias como es el sintoismo (religión animista originaria de Japón) en las que se otorga alma y consciencia propia a diferentes elementos, entre ellos también a las montañas o a una roca o piedra. El resultado de sus creaciones conecta con el lenguaje internacional formal y estéticamente, pero su proceso de ejecución tiene que ver con la espiritualidad nipona hatsuru (deshacerse) de lo prescindible y concentrarse en la esencia, es aquí donde enlaza con su cultura. Asimismo, sus trabajos intentan llamar la atención sobre la existencia, de las cosas cercanas, de las emociones.
Ambas propuestas crean una complicidad basada en su origen, en su cultura. Las esculturas de Yamaguchi como contenedores de emociones o deseos, aparentemente silenciosos, puros, perfectos, como se presenta la sociedad nipona, mientras que la obra de Ito llena de color, cálida y alegre eclosiona dando rienda suelta a su interior. El contraste visual genera un juego de contrarios que acerca al espectador a esas dos vertientes del arte contemporáneo japonés que hemos señalado, pero del mismo modo, a ese carácter de contrarios tan singular de esta sociedad.
Comisaria Alejandra Rodríguez Cunchillos