[ES] The great escape. Yann Leto en Le Mont Art Gallery (Kaohsiung, Taiwan). Del 12 de abril al 12 de mayo de 2025

 

La afirmación de que “el juego constante consiste en eludir”, evadirse o escapar de la realidad, es un aforismo utilizado por el filósofo argelino-francés Albert Camus (1913-1960) en su ensayo Le mythe de Sisyphe de 1942. En esta publicación, el pensador explora la filosofía del absurdo, una reflexión que toma como punto de partida la mitología griega y, en concreto, el episodio de Sísifo: el rey de Corinto, tras enfadar a los dioses fue castigado a empujar una roca hasta la cumbre de la montaña que, tras alcanzar la cima caería rodando hasta llegar de nuevo al valle de donde había partido. Esta acción que se repetiría indefinidamente fue la que interesó a Camus y cómo la figura de Sísifo era un reflejo de nuestras vidas monótonas. Sin embargo, la ilusión de llegar al límite, era un intento de desasirse de su realidad y, por lo tanto, dotar de sentido su existencia. 

 

En este sentido, el artista Yann Leto (Burdeos, 1979) nos propone mediante su obra una variedad de escenarios en los que se nos invita a escapar, evadirnos, arriesgarnos, jugar o saltar, impulsados tanto por nuestras pasiones como por nuestros tormentos, evocando la ilusión del “héroe absurdo” de Camus. El artista hace uso de la elocuencia de la pintura en cada uno de sus gestos, para reflexionar sobre los numerosos temas que sobrecogen en la actualidad, como son: la incertidumbre, la pérdida de valores, la desconfianza o la falta de honestidad, entre otros. No obstante, en sus obras se entrelazan la ironía de cada una de las situaciones con el lirismo de las formas, el color y las circunstancias que se presentan. 

 

En definitiva, las obras de Leto nos proponen indagar sobre la condición humana, la manera de relacionarnos con los contextos y el verdadero significado de las intenciones, las emociones o las necesidades. Para lograrlo, el artista experimenta estas circunstancias para, posteriormente, trasladarlo a sus trabajos. Estos actos suponen una vía de escape para el autor y posteriormente para quienes los reciben. Así, tanto la experiencia del artista, como el resultado, la obra de arte, se convierten en un gran escape, aunque sea por unos breves instantes, de “ese absurdo” que a menudo nos envuelve.

 

Dra. Alejandra Rodríguez Cunchillos

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