[ES] Sobre la serie Sapphos Ukelele de Nayra Martín Reyes

 

Si a verlo vienes,

el bosque siempre alberga

calor de bosque.

 

Chiyo-ni (Ishikawa 1703-1775)

Tomando este haiku (un tipo de poema japonés) de la escritora Chijo-ni como punto de partida, podemos adentrarnos en la obra de la artista canaria Nayra Martín Reyes. De la misma manera que se nos presenta algo desconocido, como podría ser un bosque y utilizado éste como metáfora, lleno de historias y matices, necesitamos llegar a sus raíces para comprender su esencia, el origen o calor de donde emerge cada hecho. Este ejercicio es fundamental para entender la obra de la creadora Nayra, quien decidió indagar sobre el Shibari (el arte de la atadura japonés) para conocer el porqué de esta práctica. Este tipo de acción, es a veces traducido en Occidente como ‘bondage japonés’, pero a pesar de tener ciertos aspectos en común, no tiene la misma finalidad. En primer lugar, debemos señalar que el shibari, está influido por el hojôjutsu (un arte marcial) que, varios siglos atrás sirvió para inmovilizar a los criminales en el momento de su detención o traslado. No fue hasta el siglo XX, cuando el pintor Ito Seiu (Tokio, 1882 – 1961), comenzó a transformar esta práctica (de la atadura) en un tipo de arte con cierta sensualidad convirtiéndose en el ‘padre del kinbaku moderno’ (de la atadura tensa). Actualmente, el shibari o kinbaku se han extendido y traspasado fronteras.

 

Sin embargo, cabe plantearse ¿Por qué en Japón es tan demandado por el público femenino?  Es aquí donde radica la diferencia con otras naciones y donde, encontramos un punto en común con la obra de la artista Nayra. Frente a que, en Occidente, podemos ver estas prácticas como un ejercicio de búsqueda del placer a través de la inmovilización, en Japón esta acción se plantea como una opción para que la mujer rompa con su pudor y se sienta libre. Esta reflexión, puede resultar extraña, cómo a través de una técnica que impide moverte alguien puede empoderarse. Pero, lo cierto es que, en un país donde el guardar las formas y reprimir ciertas emociones es su propósito, este arte se convierte en una opción para que la mujer se relaje y pueda ser ella misma. Por este motivo, y en relación con las obras de la artista, aunque sus piezas están ‘atadas’, la parte más íntima de ellas, respira. Asimismo, el color que predomina es el blanco, símbolo de pureza impuesta que puede desgarrarse por la tensión de la cuerda. No obstante, como hemos planteado, este gesto permite liberar el espíritu.

 

Así pues, como señala la poetisa Chijo-ni en su haiku, debemos de acercarnos a la naturaleza, en este caso, de las diferentes culturas para realmente comprenderlas. Los trabajos de Nayra evocan no solamente el deseo de muchas niponas, sino el respirar de las mujeres, el calor que se vislumbra en el bosque.

 

Dra. Alejandra Rodríguez Cunchillos

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