Del 8 al 30 de agosto de 2023
La naturaleza ha sido, por antonomasia, la temática predominante en la Historia del Arte de China. Las diversas manifestaciones artísticas desarrolladas a lo largo de los siglos se han ido impregnado de sus formas y, sobre todo de su espíritu, lo que ha supuesto la admiración y vigencia de estas obras hasta la actualidad.
Asimismo, esta pervivencia tiene que ver con su cultura y pensamiento y, concretamente con el taoísmo. Esta tradición filosófica y espiritual otorga a la naturaleza un carácter sagrado y busca a través del “Dào”―el camino, esencia central de la doctrina―, la perfecta armonía entre el ser humano y la naturaleza. Para lograrlo, es preciso fluir con ésta de una manera orgánica, con el fin de no alterar, ni perturbar el orden de los acontecimientos.[1] No obstante, el cambio en este transcurso es una consecuencia, un proceso de metamorfosis ineludible e indispensable. Bajo esta premisa, nace la obra del artista Ming Yi Chou (Taichung, Taiwán, 1969)
La serie Metamorfosis – Huellas coloridas nítidas, como bien indica el título de la misma, pretende reflexionar sobre esa mutación que se sufre a lo largo del camino no solamente de manera física, sino sobre todo de forma intangible. Y, aunque en la tradición taoísta se indica que se ha de transitar por la senda sin dejar ningún tipo de rastro (según el filólogo Miranda Márquez no se ha de “imponer la voluntad alterando o modificando con ello la corriente universal de acontecimientos”),1 el artista sí presta atención a aquellas huellas inherentes depositadas en la misma. Éstas responden a hechos o situaciones del pasado, recuerdos que tienden a difuminarse con el paso del tiempo. Sin embargo, Ming Yi Chou rescata en su trabajo esas experiencias de manera colorida y nítida, respuesta a su relevancia. La metamorfosis conlleva un resurgir con más fuerza, pero los acontecimientos en el tránsito son vitales para alcanzar esa madurez, razón por la que han de ser destacados.
El resultado son huellas botánicas, depositadas a través de una técnica utilizada desde la antigüedad, el ecoprint. El arte de la estampación cuenta con más de 2000 años de antigüedad, puesto que surgió en la Dinastía de los Han (206 a.e.c. – 220). Por otro lado, como se ha mencionado al principio, el uso de elementos como flores, pájaros, animales o composiciones de paisajes en la pintura China es una constante ya desde la Dinastía Tang (618-906), momento en el que se produjo un desarrollo y consolidación de las artes con esta temática como predominate. Asimismo, el arte gráfico es una de las disciplinas que el artista taiwanés domina a la perfección, tanto por haberla elegido en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera artística, como por especializarse en esta misma durante sus estudios de doctorado en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Así pues, mediante el uso de hojas, enredaderas, semillas, cortezas o flores recogidas en los contextos habitados por el autor, Ming Yi Chou traslada la naturaleza y su experiencia a sus obras. El color y la forma, se sumergen a través del calor, la humedad y el contacto con el papel. El camino, se dibuja no solamente a través de los elementos, sino a partir del paso del tiempo, registrando la belleza de la naturaleza y su metamorfosis.
En estas vivencias intervienen otros objetos, unos puntos de color que apoyan y facilitan el camino. Según el autor este goteo saturado hace referencia a las cuentas de los rosarios budistas, a la luz, al sonido de las ondas del agua o ayuda a contraponer el pasado (haciendo alusión al recuerdo, el color amarillo terroso del fondo de la imagen) y el presente (retomar este pensamiento, su importancia en el transcurso, de ahí su intesidad). No obstante, esta interpretación se presenta abierta con la intención de que cada espectador pueda relacionarlos con otros rastros o creencias. Como expresó Lao Tse: «Los caminos pueden ser guías, pero no senderos trazados».
Ming Yi Chou reside y trabaja actualmente en la ciudad de Sevilla (España). Este hecho le ha permitido trazar puentes con otras culturas, explorar su diversidad y a su vez su similitud. El reconocido poeta y pintor Wang Wei (701-761) a lo largo de su trayectoria pintó la naturaleza, con carácter figurativo, pero nunca realizó una representación concreta. Esta misma idea, cala en la obra de artistas como Ming Yi Chou, lo fundamental es sugerir el espíritu de la naturaleza, el lazo universal.
Dra. Alejandra Rodríguez Cunchillos
[1] MIRANDA MÁRQUEZ, G., “Nature as a sacred place of taoist philosophy. Its presence in classical literary works and commonly used chinese linguistic expressions” en Review of Anthropology and Philosophy of the Sacrum, Sevilla, Sevilla University, Vol 6., nº. 1, Enero-Junio, 2022, pp. 89-111.